En la clase de hoy elaboramos
una idea que me quedó rondando y rondando: Leer a Nietzsche y comprenderlo no
es algo beneficioso para nosotros los latinoamericanos. Cuando llegamos a una
comprensión de sus ideas, el modelo del superhombre nos hace ver lo mediocre
que somos. Somos muy ajenos y lejanos al superhombre. Una lectura de
Nietzsche es una lectura de las debilidades nuestras como rebaño y vida de
rebaño. Leer Zaratustra es leerlo desde la perspectiva del pueblo: respirar una
suerte de vendetta contra el modelo. Un modo de desprecio del modelo
como, al mismo tiempo, un desprecio de nosotros mismos. Ese aire de desprecio
es lo que nos entrega el autor, pues el autor desprecia el contenido mediocre
de sí mismo en un ideal inalcanzable. Es el autor del Zaratustra el que nos
enseña a despreciarnos. Nada en él garantiza superioridad alguna. Ni ser el
autor de Zaratustra, ni enseñarnos el ideal del superhombre. El autor nos
enseña que el desprecio de sí mismo es más educativo ( más próximo, más real)
que el alcanzar lo inalcanzable. Nietzsche solo nos enseña a despreciarnos pues
él se desprecia mediante lo inalcanzable, para él, del ideal que afirma. A esta
conclusión llegamos en ¨Nietzsche parásito de Emerson¨.
La otra fatalidad de leer a
Nietzsche es que ser parte de una comunidad Católica, como sucede entre
nosotros, no es lo mismo que ser parte de una comunidad Protestante. Aquí hay
cercanía al ideal del hombre superior pues en el Protestantismo no hay un dios
inalcanzable, en la cultura protestante, en la literatura de la cultura
protestante, hay una cierta promiscuidad con este modelo. El hombre es la
iglesia, el dios, la fe. En el Protestantismo la idea del hombre-dios es una
realidad. En el catolicismo, en la comunidad católica, por el contrario, solo
dios es una realidad inalcanzable por su divinidad. Solo mediante la fe podemos
disminuir la distancia. Pero solo disminuirla. El dios es inalcanzable y por
eso el hombre superior o el hombre-dios, imposible. Leer a Nietzsche es
frotarnos la herida de un imposible. Somos rebaño y siempre respiraremos ese
aire.
Leer a Nietzsche desde una
comunidad Protestante sería distinto al doble desprecio que recibimos cuando lo
leemos desde una comunidad católica. En la cultura católica estamos
acostumbrados a despreciarnos como individuos. Nietzsche nos ofrece un doble
desprecio de nosotros mismos: El primero, es la conciencia de no poder alcanzar
lo superior, ni de dios ni del hombre superior. En segundo lugar, al intentar
comprender a Nietzsche, solo comprendemos su propio desprecio por no poder
alcanzar en él mismo el ideal que pregona. Por un lado, el autor nos acerca a
su propio sentimiento de minusvaloración. Por otro, nos recuerda que por cultura
no podríamos realizar en nosotros el ideal de la superioridad de un hombre que
sea más que los hombres, como algo más que dios. El ideal del hombre superior
de Nietzsche se manifiesta en la comunidad Protestante, como un intento heroico
de alcanzarlo, como una lucha tenaz por conquistarlo. En la comunidad
protestante, leer a Nietzsche resulta educativo y enaltecedor de los valores
individuales, sobre todo, como sufrimiento individual, como enaltecimiento de
lo individual. La lucha por alcanzar el ideal del hombre superior en la
comunidad protestante, también implica el desprecio de no alcanzarlo, tanto
como la debilidad y el menosprecio de sí mismo. La primera fatalidad de leer a
Nietzsche en la comunidad Protestante queda superada. La minusvaloración es
comprensible como tolerable. La minusvaloración es didáctica. En la comunidad
Católica es despreciable pues se desprecia a quien intenta ser individuo y, con
ello, a quien se distancia de dios.
Recuerdo que uno de los
límites más manifiesto de mi trabajo pedagógico en el Ecuador, lo he pensado
hace ya tiempo, es generar un tipo de alumno renegado, contra actual e
iconoclasta. Mientras no exista una sociedad que acepte al individuo, mis
alumnos solo expresarán este ideal en la burla y mofa de los otros, pero no en
una auténtica individualidad. El individuo no necesita de renegar de la
sociedad para existir. Solo en las sociedad donde el individuo no existe, solo
allí será posible entender este ideal como negación de los demás. Por eso solo
he logrado educar a un montón de renegados. Por la cultura católica y humilde
en la que vivimos. En esta cultura, leer y estudiar a Nietzsche es una
verdadera maldición.
Cumbayá, Enero 2015.