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lunes, 8 de septiembre de 2014

El futuro plagado de insurgencias


Utilizar hoy las ideas de Nietzsche sobre el nihilismo y la pérdida de los valores supremos para intentar comprender la situación que vivimos no nos parece adecuado. Y no lo parece por la sencilla razón que la situación política actual en occidente parece seguir una lógica en la que los conceptos del pensador alemán o bien no resultan funcionales o bien obedecen a recursos y estrategias para las que esos argumentos no estaban preparados. Hoy observamos en la política internacional el nacimiento de grupos que combaten lo que llaman decadencia occidental ( por ejemplo Putin y el nacionalismo ruso tanto como los grupos de Yihadistas que combaten en Irak y Siria) mediante un antagonismo a Occidente que no refleja más que un extraño fenómeno de oposición como dependencia. El viejo concepto nietzscheano de nihilismo incompleto ( que bien hoy podría expresar el intento de una destrucción de los valores occidentales pero manteniendo la esencia de lo que se intenta destruir) no parece responder completamente a las espectativas de la lógica interna de los fenómenos de oposición, insurgencia al sistema del poder contemporáneo. En cierta medida, los antagonismos al sistema hoy en día manifiestan una cierta lealtad al propio sistema ( como el movimiento de los Indignados), pero no como un nihilismo insatisfactorio o incompleto, como pensaba Nietzsche, sino como una estrategia del poder que es capaz de crear y producir antagonismos para neutralizar o intoxicar las verdaderas propuestas de liberación. El sistema del poder contemporáneo crea ejércitos de insurgencia para hacernos pensar que son éstos el antagonismo que hay que combatir, ocultando en ello que el caos es creado para alcanzar el poder con esos mismos fenómenos de insurgencia. Nada mejor para comprender este fenómeno que recordar la saga Matrix, cuando Neo adquiere conciencia de que es un instrumento del Arquitecto, o es una creación de él y todo el proceso de liberación que él comandaba no era otra cosa que una estrategia del sistema que combatía. Parte del terrorismo internacional obedece a esta lógica, pues hacer un atentado y culpar a cualquiera es la mejor forma de neutralizar las verdaderas actividades terroristas, es decir, que gran parte de los atentados terroristas de hoy y el futuro son y serán auto atentados. El problema que surge cuando reflexionamos sobre el futuro desde el presente, es el fenómeno de la insurgencia como catalizador del poder, es decir, que tendremos un futuro plagado de insurgencias con lo que podremos observar que el poder, según nuestra opinión, ve en ello la mejor forma de reproducirse o la mejor estrategia para desdoblarse en enemigos que son creados por él mismo.Observar esta lógica nos permite comprender que el verdadero atentado que se comete contra el principio de contradicción es en lo fundamental una muestra como una enseñanza de que el proceso de descomposición que vivimos garantiza un caos organizado infinito en el que los poderosos pescarán a río revuelto sin ningún escrúpulo. Pero también los fenómenos de liberación ya no tendrán ni obedecerán a criterios de auténtica insurgencia, sino a maquinaciones y estrategias para neutralizar una oposición que tarde o temprano va a dejar de existir.Un futuro donde el poder no tiene antagonismos es en sí mismo la mejor expresión del verdadero colapso de la sociedad contemporánea.

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